La población universitaria argentina creció el 22,5 por ciento en una década. Este porcentual, impulsado en gran parte por el crecimiento de matrícula en las universidades privadas, parecería a primera vista más que satisfactorio, pero no lo es tanto si se considera que quienes terminan los estudios universitarios son apenas tres de cada diez ingresantes. Número que en Brasil asciende a cinco y en Chile, a seis.
A esta conclusión llegó un informe publicado por el Centro de Estudios de Educación Argentina (CEA), dirigido por Alieto Guadagni, que considera la evolución de la matrícula y la graduación universitaria argentinas entre 2003 y 2012 sobre la base del Anuario de Estadísticas Universitarias, el Departamento de Información Universitaria, la Unesco y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Guadagni apunta que la graduación universitaria argentina avanza más lentamente que la de los países limítrofes mencionados. Si se tiene en cuenta la población de cada país, la Argentina tiene más estudiantes universitarios que Brasil y Chile, pero la alta deserción estudiantil que existe aquí determina que proporcionalmente existan 17 estudiantes por cada graduado a nivel local, mientras que en Chile haya 8,4 y en Brasil, 6,7.
El informe del CEA explica que el aumento de la población universitaria argentina se atribuye, en parte, a la gran expansión registrada durante este período en las universidades privadas, donde la cantidad de estudiantes se incrementó un 77,6 por ciento, mientras que la población estudiantil estatal creció un 13,2 por ciento.
Se evidencia por tanto la alta deserción estudiantil que repercute en el número de graduados. El bajo nivel de conocimientos de los alumnos secundarios argentinos incide fuertemente en esto -dice Guadagni-. Por otra parte, Brasil y Chile tienen mucha mayor graduación universitaria que la Argentina porque tienen un régimen de ingreso que es similar al que rige en casi todo el mundo. Nuestro país es una excepción porque no existen exámenes generales al finalizar el secundario, situación que debilita fuertemente el proceso de estudio y dedicación por parte de nuestros estudiantes secundarios, agregó.