¿Corren riesgo las 12 cuotas sin interés?

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El renovado enfrentamiento entre las principales cámaras comerciales de la Argentina y las administradoras de tarjetas de crédito podría tener su primera víctima: el extendido esquema de cuotas sin interés, que hoy está absolutamente instalado y representa uno de los argumentos de venta más importantes, sobre todo para las grandes marcas.

Pero las famosas 6 y 12 cuotas sin interés que resultaron fundamentales para salir de la crisis de 2002 ahora corren serio riesgo de no subsistir como tales. La novedad, en caso de verificarse, no necesariamente representa una mala noticia para el consumidor.

En realidad, lo que se está buscando desde el sector comercial es poder seguir vendiendo en cuotas, pero con dos condiciones: explicitando cuál es el costo que tiene para el propio comercio este esquema y al mismo tiempo permitiendo que la venta del producto cuando se realice en efectivo o con tarjeta en una sola cuota refleje su precio real y no el “inflado” por el efecto de las tasas de interés que en realidad están metidas dentro de la cuota.

En la reunión que mantuvieron ayer integrantes de la mesa ejecutiva de la Cámara Argentina de Comercio con Esteban Greco, presidente de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, el tema se abordó en profundidad. El comunicado de prensa posterior de la CAC es elocuente: menciona como un elemento que distorsiona las ventas a través de tarjetas “el elevado costo de financiamiento para las operaciones en cuotas”. Éste puede oscilar desde 15% para grandes superficies hasta 50% en un comercio de barrio.
Entre los principales perjudicados por esta situación se encuentran las grandes casas de electrodomésticos. Como los bancos suspendieron sus promociones de 12 cuotas sin interés específicas, son los propios “retailers” los que optaron por mantener este esquema ya que -reconocen- el público lo considera un derecho adquirido. Hoy una proporción mayúscula de ventas se hace a través de las cuotas.

Pero los precios que se terminan pagando contienen los intereses que las administradoras de tarjetas incluyen para financiar las cuotas. El comercio, en realidad, termina trasladando ese costo al consumidor, que termina pagando más caro. Con este esquema, un producto que se compra al contado tiene el mismo precio que en cuotas, pero el consumidor termina pagando mucho más caro.

La propuesta del sector comercial consiste en volver a las bases. Es decir, publicar el precio contado del electrodoméstico o el electrónico, ofreciendo las 12 cuotas con el interés correspondiente. Tal como sucede hoy, por ejemplo, con los supermercados, que eventualmente ofrecen descuentos pero cualquier pago en cuotas tiene una tasa fijada por las tarjetas. No está claro hasta qué punto sería necesaria una modificación de la ley de tarjetas de crédito. En realidad, allí se determina que los comercios no pueden recargar un precio si el pago se hace con tarjeta. Manteniendo esta premisa, sólo sería cuestión de transparentar que las 12 cuotas que se presentan “sin interés” para el consumidor, en realidad tiene adentro un elevado costo.

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