Varios pacientes tuvieron que ser derivados a otras ciudades de la provincia para ser sometidos a intervenciones quirúrgicas, ya que en Villaguay no hay anestesistas disponibles desde hace dos días: uno está de licencia y el otro presentó un certificado médico por enfermedad.
La complicada situación afecta no sólo al hospital Santa Rosa sino también al sanatorio Americano, ya que son los mismos profesionales los que se desempeñan en ambas instituciones.
Los inconvenientes se produjeron porque el doctor Leonardo Pepey sufrió una enfermedad –aparentemente sería estrés- que le imposibilitó seguir prestando funciones, justo cuando el otro profesional de la especialidad, Juan Rubiniche, se encontraba gozando de su licencia anual.
La noticia fue confirmada por el director del hospital Santa Rosa, Gonzalo Carril, quien admitió que en las últimas horas por lo menos cinco pacientes debieron ser derivados a otros centros asistenciales a raíz de la falta de anestesista.
“No recuerdo con exactitud qué cuadros eran los que sufrían los pacientes. Pero algunos de ellos eran bastante simples: cesáreas, apendicitis. Lamentablemente sin anestesista no podemos operar a nadie. Y eso es grave porque si hay algún accidente serio vamos a tener que derivar de inmediato”, amplió Carril.
Certificados
Consultado por EL PUEBLO acerca de los requisitos que se exigen a un médico a la hora de presentar un certificado (teniendo en cuenta que puede firmárselo un colega/amigo), Carril explicó que se trata de las mismas exigencias que para cualquier otro trabajador.
Aunque se ocupó de enfatizar que no pone en duda la situación de estrés que sufre Pepey, señaló que el mecanismo de justificación de las enfermedades debería ser sometido a algunos cambios. “Debería exigirse que sea un profesional de la especialidad el que los firme. Es decir, si tengo un problema lumbar, que al certificado lo haga un traumatólogo. Y si sufro de un cuadro de estrés que lo suscriba un psiquiatra”, sugirió.
Por otra parte, destacó que hay empleados del hospital que pese a estar muy cerca de jubilarse trabajan hasta el último día, mientras que otros “se pasan los dos últimos años pidiendo licencias por enfermedad”.