Cultura

Mónica Lacarrieu: “La cultura es más que generar actividades”

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El pasado viernes comenzó a dictarse en nuestra ciudad un curso sobre gestión cultural, organizado por el CFI, el ministerio de Cultura y Comunicación de la provincia y la municipalidad, a cargo de Mónica Lacarrieu, investigadora del CONICET, docente de la UBA y asesora en la Dirección de Acción Federal del Ministerio de Cultura de la Nacion.

Poco antes de iniciar el taller, la conferencista charló con EL PUEBLO acerca de la importancia de los proyectos políticos en el ámbito cultural y reflexionó sobre el arribo de una artista al flamante ministerio de Cultura de la nación.

“En el curso nos proponemos discutir el concepto de cultura, qué significa, qué entendemos por ella, para avanzar luego en las herramientas y proyectos de gestión”, describió.

Según explicó, lo fundamental en una gestión “es cómo los bienes o acciones culturales se pueden vincular a un plan más amplio que tenga que ver con qué tipo sociedad queremos hacia el futuro”.

“Por lo general, los ministerios y secretarías parten de una actividad y después ven si esa propuesta encaja en algún proyecto cultural. Pero con frecuencia el proyecto no aparece nunca en escena. Y debe haber planes políticos. El gran problema que arrastra el campo de la cultura es justamente acotar la función a generar actividades culturales”, señaló.

 

Sobre Parodi

Para Lacarrieu, la suerte de la gestión de una cantautora como Teresa Parodi en ministerio de Cultura dependerá de “si tiene o no una visión integral y  no sectorial de la cultura”.

“Si Teresa se quedara sólo en el tema de las industrias culturales (recitales, eventos, etc.), el entretenimiento, faltaría una pata importante que es más política y que consiste en definir el objetivo de esas acciones. Las industrias culturales deben ser parte de cualquier proyecto cultural, pero no pueden ser lo único”, indicó.

En ese contexto, reseñó la suerte dispar que han tenido los artistas que han debido enfrentarse a los desafíos de una gestión cultural.

“Las experiencias que hubo en América Latina de artistas que llegaron a un ministerio de Cultura, son diferentes.  Gilberto Gil fue un muy buen ministro de Cultura en Brasil, pero no sobre la base de ser músico, sino por tener una militancia y una gestión previa. En cambio, el caso de Susana Baca en Perú fue nefasto. Porque en realidad la eligieron porque era cantante y además porque era afrodescendiente. Pero no sabía de gestión, no sabía administrar y no tenía un discurso sobre la cultura. Fue un fracaso”, recordó.

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