Si Bahía Bustamante es «las Galápagos de Argentina», entonces tomaría unos minutos confirmar una declaración tan audaz después de que Matías Soriano navegara su barco en el mar azul-azul.
La única sala de pie está en las Islas Malaspina. Las patas delanteras revolotean con los leones marinos en reproducción, y los machos de cuello grueso saltan unos contra otros. Para sus pingüinos macacos adultos, la temporada de reproducción es inminente porque son atacados por polluelos peludos que buscan más alimento. Las especies locales refuerzan la comparación de Galápagos, como los patos subtropicales, ya que esta gallina no voladora deja un rastro de vapor mientras se impulsa con el aleteo.
Como muchos viajeros Argentina, conozco bien los paisajes glaciares de la frontera occidental andina de la Patagonia con Chile. Sin embargo, no sé mucho sobre la costa atlántica al sur de la península de Valdés conocida como Patagonia Azul.
Sin embargo, esto pronto puede llegar a ser bien conocido. ONG Reconstruyendo Argentina La creación del Parque Nacional Patagonia Azul no solo fortalece la seguridad de la costa insular de 120 millas, sino que también mejora el turismo y brinda un mejor acceso a la pintoresca Ruta Azul.
Reveladora María Mendesabelle de Argentina dice que está mejorando el acceso a la playa mediante la compra de Estancias (extensos jardines rurales) con acceso a la playa. «Muchos dueños de Estancia no están preocupados por la seguridad o el turismo», dice.
Un pueblo fantasma de un Imperio Esponja
Mi viaje comienza en la corona de la Patagonia Azul, Bahía Fustamande. Este movimiento ubicará las costas de las dunas de arena del interior y los campos montañosos abovedados.
Después de que el precio mundial del procesamiento de esponjas se desplomara en los años 90, Matias Soriano Bahia adquirió una ciudad entera en Bustamante y la convirtió en un albergue de lujo.
Su abuelo Lorenzo fundó aquí una fábrica de esponjas en 1954 y cosechó la materia prima (agar-agar) para el producto espesante del cabello. Deambulo explorando la antigua iglesia de los recolectores de esponjas y sus abarrotados apartamentos. Matthias, que tiene el pelo alborotado y cría mascotas, dice que se convirtió en un «pueblo fantasma» cuando heredó Bahía Fustamande.
Su primer proyecto fue restaurar cuatro cabañas de piedra con vista al mar que una vez fueron utilizadas por la dirección de la fábrica, incluido su abuelo. Mi cabaña pintada de blanco y azul tiene dos habitaciones y está a la sombra de un pino. Miro por la ventana delantera y veo Riaz Goose-Stading Beach mientras los petroleros gigantes y las águilas pavo se están despejando.
Matthias dice que se dio cuenta de que la propiedad era especial cuando los científicos vinieron a monitorear las especies de aves de importancia internacional. En los días húmedos de dos animales salvajes, mientras viajo en su bote y su Land Rover, me maravillo con las grandes rocallas de tranquilos leones marinos y los flamencos rosados que vienen en el Neon Place.
La pradera patagónica no está mal. En un viaje terrestre al Cabo Aristóteles, elijo los «Cinco Grandes»: roedores del tamaño de ovejas como mara, ría, llama, guanaco, zorro gris y armadillos, y cadáveres en forma de refugio de cuero Anderson.
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También sobre la playa, María tiene vista a El Sass, de 20.000 hectáreas, que se encuentra en el frente marítimo de seis millas recientemente adquirido por Rewilling Argentina. Ha abierto una zona de acampada gratuita para potenciar el alojamiento de los visitantes en el hermoso valle árido que se hace eco de los gritos de las águilas bassard.
Tener el control de la Estancia permite a los pequeños lancheros acceder a la Bahía Aradonto, biológicamente rica. Voy en un crucero, y en nuestro bote rápidamente los delfines de Peel se doblan fuera del agua. Anford es una bióloga marina, Carolina Pontano. Ella ha estado trabajando con las comunidades locales para promover la agricultura marina regenerativa. “Necesitamos alternativas a la dañina pesca industrial del camarón local”, dice.
Explica que a menudo se encuentran con ballenas y, por supuesto, encontramos las trompetas de las ballenas jorobadas. Fue un encuentro emocionante. Cerca del bote, veo su fondo blanco cuando una gran aleta caudal se sumerge boca abajo.
Al día siguiente, continúo hacia el norte hasta la Ruta Azul hasta Capo dos Bahias en la colonia de pingüinos de Magallanes de 8.000 parejas. Los aullidos de los jóvenes y los adultos maduros emergen de las madrigueras esparcidas entre las plantas espinosas del semidesierto.
Más allá de la ciudad de Camerún, me dirijo a la península Valdés, donde vi 600.000 ejemplares de Magallanes anidando en una granja en San Lorenzo, una de las colonias de pingüinos no antárticos más grandes del mundo. Cerca de allí, se transportan elefantes marinos hembra que pesan 500 kg a la única playa.
San Lorenzo está cerca de Punta Norde, donde los encuentros de vida silvestre más espectaculares de América del Sur tienen lugar de marzo a abril, cuando la orca montando carneros golpea para capturar a los leones marinos jóvenes.
Es demasiado pronto para esto, pero me alegra ver que los leones marinos dan a luz a pequeños cachorros entre los machos más activos y sexuales.
Juega la vida y la muerte ante mis ojos.
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Aquellos que han sido vacunados completamente deben someterse a una prueba de cobertura negativa (reacción en cadena de la polimerasa de 72 horas o antígeno de 48 horas). Los niños menores de seis años están exentos de la prueba y los menores de 18 años están exentos del estado de vacunación.