(Por Facundo Gómez) – Es médico, militar, ginecólogo y conductor del programa radial “Sentir Salud”. Se define a sí mismo como un misionero a la distancia que tiene su corazón instalado en Villaguay. Desde niño ha viajado mucho debido a la labor de su padre en el Ejército; hizo sus estudios en Corrientes, donde descubrió su vocación por la medicina. Allí conoció a la villaguayense Jorgelina Sivak y conformó una familia, que hoy define como su “pilar incondicional en la vida”. En estas líneas conoceremos al hombre detrás del uniforme y de la chaquetilla, quien nos relatará sus experiencias y anécdotas.
-¿Cómo era tu entorno familiar?
-Yo nací, me crié y me malcrié en Posadas (Misiones). Vengo de una familia de la zona. Después viví un tiempo corto en Rosario, porque mi papa era militar y lo destinaron allí. Pero después volvimos a Misiones. También estuve un tiempito en Asunción del Paraguay, ya que mis abuelos eran de allá. De hecho, ahí en Paraguay terminé la escuela primaria. Los estudios secundarios los hice en Posadas, en un colegio de curas, con todo lo que significaba aquello en esa época, una escuela con muy buena educación. Soy el mayor de tres hermanos, el que me sigue es abogado y mi hermana es kinesióloga. Actualmente el resto de mi familia vive en Misiones y yo acá.
-¿A qué jugabas con tus amigos cuando eras chico?
-Predominaba la pelota. Es más, en el terreno de mi casa sigue estando el lugar donde era la canchita. Hoy en día el barrio está prácticamente en el centro de Posadas, pero en aquellos años era una barriada popular entonces éramos muchos chicos de la zona que nos criamos jugando al futbol. Teníamos nuestro equipo y jugábamos campeonatos. A veces nos agarrábamos a las trompadas con los de otros barrios, pero con esos mismos después terminábamos siendo amigos y compartiendo el premio, que por lo general eran gaseosas locales. Jugábamos prácticamente todos los días, y a pesar de esto no salí buen jugador de fútbol. También de adolescente jugué al rugby en un equipo de Misiones y después en uno de Corrientes, pero nunca tuve una destacada actuación.
-¿Cómo transitaste la adolescencia?
-Fue una etapa de tranquilidad, si bien iba a un colegio cerrado de varones teníamos relación con escuelas de mujeres. Al pasar el tiempo, por razones de movilización, termino el último año en una escuela de comercio donde me relacioné con chicas y chico. Era un grupo muy lindo y hoy seguimos estamos en contacto a través de esta maravillosa tecnología. Tuve la oportunidad de viajar a Bariloche con mis amigos para el viaje de egresados y conocí mucha gente, fue una buena etapa.
-Terminás la secundarías, ¿existía la vocación por medicina?
-Estaba bastante confundido. Primero tuve un intento de ser militar y fui a inscribirme, pero coincidió que estaba de novio. En aquella época mi novia se iba a estudiar a Resistencia (Chaco) que queda enfrente de Corrientes. Era sólo cruzar un puente, entonces decido cambiar lo que iba a estudiar. Me gustaba un poco medicina entonces me inscribí. Me volqué por una cuestión del momento y resultó ser mi vocación. La cursé bien y termine siendo médico militar por otras cuestiones, pero mi vocación no la definí hasta que estuve dentro de la universidad.
-¿Cómo fue tu paso por la universidad?
-Fue una etapa con dos extremos: el aprender la responsabilidad del estudio, que no tiene nada que ver con el ritmo de la secundaria, ya que medicina tiene una exigencia muy grande en lo que es horario y tiempo de estudio. Y la camaradería y la diversión. Tenía 17 años y coincidió con la mejor etapa de la vida. La carrera duraba 7 años, tenía un periodo de seis meses que se llamaba internado rotatorio durante el que ibas cursando en distintas especialidades. Hasta te ibas al interior del campo para hacer medicina rural. Todo eso me tocó y terminé en el año 92, con 24 años. En el medio, me puse de novio pero cuando hubo que darle responsabilidad al estudio se la dí.
-¿Qué experiencias tenes con respecto a los exámenes en la universidad?
-Salí tres veces mal en la carrera, bien bochado. Una vez el profesor, un viejo maestro de farmacología ya fallecido, me dirigió tan bien el examen que me di cuenta que el único secreto para aprobar esa materia, como todas las demás, era estudiar a conciencia. Él me mostró con los hechos y razones que no era él quien me hacía salir mal, sino que yo no tenía los conocimientos para aprobar. Fue el último examen en el que salí mal.
Antes me había pasado de preparar una materia desde el 10 de enero para rendirla bien; y cuando voy a rendir no me llaman. Entonces voy a Alumnado a preguntar y resulta que la había en un examen anterior. Sin saber lo suficiente, el profesor seguro interpreto que me merecía aprobar porque el práctico lo había aprobado, recuerdo que era radiología.
-Después de la universidad, ¿qué responsabilidades te esperaban?
-Me casé y venía mi hija en camino, entonces me decido por hacer la especialidad de tocoginecología. Por ese entonces surgió la oportunidad de entrar al ejército, necesitaba el trabajo para mantener a mi familia y decidí ingresar al ejército y especializarme en tocoginecología, que me llevó cinco años, porque ya estaba trabajando como médico militar.
Después nace mi hija, me tuve que dedicar a trabajar y vine a Villaguay. Todos los días agradezco a Villaguay, porque he recibido de esta ciudad lo mejor; la gente es extraordinaria, tengo la oportunidad de estar en un lugar que es privilegiado en muchos aspectos. Villaguay es un crisol y la mezcla de buena gente hizo que Villaguay sea el lugar ideal para que yo pueda prosperar en lo mío. Hoy tengo un nombre reconocido como profesional gracias a la gente. Siempre me gustó lo que hago y esforzarme por aprender más. Tuve la suerte de estar becado en Estados Unidos y en otros lugares del mundo, pero la idea siempre fue traer el conocimiento para acá, no hacerlo al revés.
-¿Qué es el ejército para vos?
-Es una parte muy importante de mi vida, lo llevo en el corazón. He vestido uniforme casi la mitad de mi vida, este año cumplí 20 años en el Ejército. Tuve la oportunidad de hacer cosas muy interesantes como estar en Chipre, Estados Unidos, Francia e Italia. El Ejército es como mi casa.
-¿Por qué elegís tocoginecología para especializarte?
-Todo empieza en la facultad de medicina, la primera persona que me da la oportunidad de aprender a su lado aun siendo estudiante fue el jefe de la cátedra de obstetricia, el doctor Elizalde Cremonte: me llevaba a las cirugías, me enseñó la parte de instrumentación quirúrgica. Ni bien me recibí ya me llevaba para operar con él, tuvo el don magnifico de ser un gran profesor.
Cuando vengo a Entre Ríos la especialidad de tocoginecología estaba en Paraná y recién se abría. A través del doctor Pedro Crossa, a quien agradezco mucho porque ha sido también un gran maestro, ingreso en esa especialidad. Terminé dentro de los primeros y desde el año 97 soy especialista en tocoginecología con la experiencia que me volcaron grandes maestros.
-¿Qué rescatás de todos estos años en la medicina?
Los años te dan más experiencias. Lo que uno pueda aprender por medio del estudio es importante, pero la experiencia de los años es lo que hace que el profesional se forje como tal y pueda volcar esa experiencia a la salud de los pacientes. Como experiencia más importante tengo la consolidación de mi gusto por esto, porque si uno no la tiene en la medicina no lo puede llevar adelante, la experiencia de que esto es lo mío es lo único que sirve con los años. Estamos en una especialidad en la cual sabemos que en cualquier momento tenemos que salir corriendo, que podemos encontrarnos con algo donde hasta hace un momento estaba todo bien y que dejó de estarlo. La vida y la muerte están siempre en el límite.
-En otro plano de tu vida está tu programa de radio “Sentir Salud”, ¿Cómo Surge esta propuesta?
-Surge por idea de unos amigos de Corrientes, que me dicen que cómo en Villaguay no había un programa de salud. Yo ya había tenido experiencias en radio cuando estaba en la secundaria, cuando preparábamos la estudiantina. En ese tiempo la radio era nueva y tenía que rellenar espacio, en el programa teníamos que entrevistar a personajes y tuve la suerte de entrevistar a Miguel Abuelo cuando visitó Posadas, lo conocí a Raúl Porchetto, también habían ido otros más como Pappo que otro amigo lo entrevistó. Pasábamos música de los 80. Hoy sigo teniendo ese gusto en la música que paso en mi programa.
Cuando llego a Villaguay entablé relación con gente de radio, inclusive tuve un programa que se llamaba “El Contestador” en una FM que ya desapareció, con música de los 80. Cuando surge esta posibilidad hace 7 años me decido a ir a hablar con la gente de la FM del Sol e inmediatamente le interesa el proyecto. Al otro día comencé con el programa con el mismo formato que tiene hoy, relacionado con la medicina y la música de los 80.
-¿Qué es la radio en tu vida?
-Para mí es un hobby, me desconecto de lo demás. Me encanta y es una pasión quedescubrí, es mi otra vocación. Lo esencial del programa es que no es para médicos sino para gente común,enseño cómo se deben tener los cuidados propios de la prevención. La idea del programa es buena calidad de vida para la población.
-¿Qué me podés contar sobre tu viaje a Chipre?
-En Chipre estuve 7 meses viviendo, fui jefe de un hospital militar donde la mayoría de los integrantes de esa fuerza de paz de Naciones Unidas eran ingleses. Allí cambié la forma de ver a los ingleses porque los veía como enemigos y cuando uno trabaja con ellos te das cuenta que son gente igual que nosotros en muchos aspectos y que la guerra ya pasó. Nuestra tarea era trabajar con gente de distintas partes del mundo que necesitaban esa atención médica y cuando uno actúa como médico todos son iguales. La regla número uno es que a todos los pacientes se los debe tratar igual. Había un medico nigeriano, una médica irlandesa, una escocesa. Trabajé en un ambiente diferente, es una isla en donde las Naciones Unidas tiene la misión de mantener la paz entre dos etnias como los turcos y griegos, que se odian a morir. Nosotros pudimos mantener en paz esa zona y volví conforme.
-¿Qué te sostiene en tu día a día?
-Mi familia. Los días que siento alguna necesidad especial es mi familia la que está allí de manera incondicional y lo pude apreciar aún más cuando estuve en la distancia.
-¿En qué lugar está tu corazón?
-Mi corazónestá en Villaguay, pero mis gratos recuerdos están en Misiones. Soy un misionero a la distancia, pero Villaguay es mi corazón.
-¿Cómo evaluarías tu vida?
-Total y absolutamente positiva, en lo que más me importa que es haber conformado una familia feliz y que ojala que siga siendo así. Creo que lo he conseguido, lucho todos los días para que siga así. Como profesional también, con las carencias como cualquier ser humano. Hay cosas que me faltan pero hay muchas cosas positivas, mucho tiene que ver mi familia y Villaguay, que es el otro gran pilar para sentirme bien con la vida que tengo.