Los familiares de Juan Cruz Brites de 19 años, el joven que se quitó la vida el pasado sábado 25 de enero en el barrio Belgrano, enviaron una carta dirigida al Obispo de Concordia, Luis Collazoul, denunciando el mal trato y la mala predisposición del párroco de La Bianca, ante la solicitud de los mismos para poder velar los restos del joven en la iglesia.
En el escrito -al que tuvo acceso a Diario Río Uruguay- su familia deja en claro que no contaban con los recursos económicos para poder solventar una sala velatoria y habían acudido a esta parroquia ya que el joven nació y creció en dicho lugar.
En la carta enviada al Obispado, la señora Mariela Adelina Romero Pascual (tía del joven fallecido), señala que “luego de recibir la angustiosa noticia de que mi sobrino había decidido quitarse la vida nos acercamos el mismo sábado (25 de enero) cerca de las 14.30 horas a la iglesia para poder hablar con el cura Dante y pedirle permiso para disponer de la capilla como sala velatoria, debido a que no contábamos con los medios para poder costear una”.
El pedido estaba fundamentado por antecedentes de ese tipo y porque además la víctima “nació y creció en dicho lugar, por lo que hubiese sido inmensamente feliz si sus resto eran despedidos en el lugar que tanto amaba y había cosechado tantos amigos”, según expresó su tía.
Los familiares relataron que al momento de ser atendidos por el cura “empezó a los gritos desde adentro preguntando que querían a esa hora. Y cuando abrió la puerta nos faltó el respeto”.
Siempre de acuerdo a las versión de los deudos, “me gritó, me insultó y me dijo que él estaba descansando”, inquiriendo en “porque no buscaba otro lugar, que cómo iba a ir a molestar tan temprano y a la hora de la siesta”.
Cabe destacar que según afirmó Mariela “siempre se prestó la cripta para velatorios, pero tal vez ahora no. De hecho, no sé cuál es la política de la gestión del padre Dante, pero si es así, lo acepto, pero repudio y denuncio el maltrato, los gritos, la falta de respeto, la falta de empatía y sobre todo la falta de corazón”.
Por último, la familia expresó “una profunda vergüenza ante el proceder de este párroco que representa a los fieles de la religión cristiana”, concluyendo en que “apelamos a intervención del obispo por el bien de nuestra comunidad”.