El artista argentino retrata la sequía del río Paraná en murales gigantes

En la ciudad argentina de San Nicols de las Arroyos, dos grandes murales que rodean las orillas del río Paraná reflejan las preocupaciones locales sobre un creciente problema ambiental para la región: las cuencas hidrográficas.

Dos pinturas de 40 metros de altura (130 pies) en los lados de los edificios en el centro de la ciudad despertaron el deseo del artista de iniciar un debate sobre la caída del río. Debido a la falta de lluvias en Brasil, este año Paran se encuentra en un nivel casi sin precedentes en casi 80 años.

Un mural muestra a un niño extrayendo una flor de un río, mientras que otro muestra a una mujer reflejándose en el agua.

«Cuando llegué a San Nicols, me afectó la depresión histórica del río Paraná», dijo a Reuters Martin Ron, un muralista argentino que creó cientos de murales en todo el mundo.

«Estos personajes que utilizo siempre se relacionan con un aspecto de ese espacio en el contexto en el que pinto, y es pertinente representar este mensaje ambiental relacionado con el colapso del Parán».

El río, que comienza en Brasil antes de ingresar al mar a través de Paraguay y Argentina, transporta el 80% de las exportaciones agrícolas de Argentina de soja, maíz y trigo.

Es importante para el bienestar económico del país, además de crear un importante ecosistema de humedales cerca del río Delta.

Los barcos más pequeños permiten que las cargas pequeñas se asienten pesadamente en el agua, interrumpiendo el comercio y afectando las vías fluviales profundas que permiten que el país acceda a los grandes buques portacontenedores, una ventaja competitiva en general.

Ron dijo que su arte juega un papel activo en motivar a la gente a ver lo que necesita cambiar.

El artista de 40 años pinta de 10 a 12 murales cada año y transforma su estilo del surrealismo urbano a lo que se conoce como «hiperrealismo mágico». Futbolista Carlos Davies.

Aunque Ron pasa la mayor parte de su vida sobre grúas y andamios, el artista admite que sufre de vértigo.

«Hay una relación un tanto de amor-odio en la forma en que hago mi trabajo, paradójicamente porque le tengo mucho miedo a las alturas», dijo. «Así que tengo que practicar en altura ya que tengo tres días en cada proyecto».

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