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PERCEPCIONES. El blog de Erica Olijavetzky

10 de octubre DE 2008

Más vale poco pero bueno

Cuando uno habla con personas que no viven aca en Capital te comentan con admiración y un poco de deseo las cosas positivas que tiene esta ciudad  y uno se da cuenta que convive con ellas sin prestarle atencion porque las tiene cerca. Pero también en medio de la charla notás que algunos ven lo que quieren ver nada mas.

Los que no son porteños te dicen: "Porque allá hay todo tipo de boliches,  los kioscos atienden las 24 horas, los restaurantes tienen mil variedades, los centros de salud son de primera, los shoppings, las heladerías, el teatro, el cine,  las canchas de los clubes más populares,  los canales de televisión, las radios, los diarios, Dios... Es mucho.

Pero los que no viven acá están excentos del aturdimiento de las sirenas de las ambulancias, de un taxi que te sale fortuna, de la cola para los bancos, de los precios para extranjeros que tienen los shoppings, de lo caro que son los helados, de lo mal que te llevan los transportes públicos. Y la tele la ves igual que en cualquier punto del país, sintonizás la radio y lees el diario igual que en Domínguez, entonces le comentás al que te está adulando la Capital:

¿Para qué querés vivir  en esta ciudad en la que a nadie le importa nada?

No tenes dónde tomar mate porque en las plazas no hay lugar donde sentarse, está todo plagado de soretes de perro. Entiendo que los animales tienen que hacer sus necesidades pero también sus dueños pueden mantener limpios los pocos espacios verdes.

Acá a nadie le importa nada.

Si te perdés en una calle de un barrio porteño, nadie para con la intención de ayudarte, el que te indica lo hace rápido porque anda apurado y el que no, te dice que no sabe dónde tenes que ir porque no quiere perder tiempo.

Si no tenes una buena obra social o una prepaga carísima, no tenes acceso a los mejores centros de salud. Ante cualquier emergencia terminás en un hospital público y rezá para que te atienda alguien con ganas y no un residente que hace 48 horas que está en la guardia.

Si un domingo te dan ganas de hacer algo diferente tenés que salir bien temprano en la mañana y volver casi llegada la madrugada porque la cantidad de autos que van para el mismo lado y uno que se te quiere meter de frente es terrible y todos buscan llegar primero, te impiden disfrutar de lo que había empezado como un día de descanso y relax. Todos los porteños salen a la misma hora y quieren llegar antes.

Si querés comer un asado tenes que sentarte en una parrilla y rezarle en cuatro religiones para que te traiga una rica carne. La parrillada de Buenos Aires está formada por chinchulines, chorizo bombón que es una muestra gratis del verdadero chorizo y unas tiritas de falda que te la venden como la mas profunda y carnosa costilla de un novillo.

Este fin de semana me voy a Domínguez, voy a sentarme a tomar mate en la plaza, voy a comer el asado de mi papá, voy a andar en bici, voy a jugar con el perro,  y el sábado a la noche voy a ir al "Provincial". No necesito teatro, ni cine, ni restaurantes, ni canchas, ni nada... Mas vale poco, pero bueno.

Seguramente me cruzaré con alguien que me pregunte: ¿Qué tal la Capital? Allá si que hay de todo.


Erica A. Olijavetzky