PERCEPCIONES. Por Erica Olijavetzky
Adicta
Enviciada estoy. Me declaré adicta.
No es el cigarrillo, ni el porro, ni el vodka, ni el vino, ni la cocaína, ni los chocolates, que me encantan pero puedo manejar el consumo. Estoy enviciada de Internet. Creo que no puedo vivir si no me conecto. Adicción a la computadora padezco. Siento que es el mejor invento de los últimos tiempos, es la revolución total. Puedo atravesar el mundo sentada en mi propia casa. Recupere amistades que por otro medio hubiera sido imposible.
No tengo dudas de que me volví adicta. Me levanto desayuno y prendo la computadora. Trabajo desde donde estoy como si me encontrara en mi escritorio. En el teatro recibo la información y la tapa del diario por la PC y mando mensaje de texto por medio de las paginas web; escucho la radio de Villaguay y me comunico a Domínguez con mis padres por mail y chateo con un amigo que está de paso por Estados Unidos. Leo El País de España y el diario The Guardian, y Javier desde Londres me cuenta como está el día allá y me entero que hace mi amiga Ariana en Irlanda instantáneamente.
No hago nada más que prender la computadora, no enchufo, no pongo claves, no apreto nada. El wi fi lo hace todo solo. Me genera esa curiosidad inentendible que de chica sentía por la marcha o la velocidad de los autos. En estos tiempos me pregunto ¿Cómo es posible mandar una canción o un documento en un solo instante a miles de kilómetros sin un cable de por medio que lo conecte a algún objeto o proveedor de energía?
Aunque también debo confesar que todavía me siguen sorprendiendo la radiografía y la fotografía. Inmortalizar un momento o un objeto por medio de un clic me sigue resultando deslumbrante, ypor más que lo intenten ninguna explicación me conforma.
Volviendo a la Internet y al Wi Fi, me acuerdo que hace 5 años leí una nota, en el diario La Nación, que me parecía totalmente imposible de pensar que iba a ser testigo de este tipo de tecnología, decía:
La tecnología Wireless Fidelity (Wi-Fi) llegó para quedarse. Para quedarse en el molde de los servicios al cliente y de un supuesto aumento de la productividad. Pese a que estudios internacionales indican que las redes inalámbricas son una herramienta fundamental para el desarrollo de los negocios, en la Argentina están concentradas en turismo, gastronomía y en el ámbito académico, mientras que en algunas empresas se las utiliza sólo para brindar movilidad a los ejecutivos de nivel gerencial.
Esta tecnología permite acceder a Internet sin cables de por medio en cualquier lugar que tenga un "access point" y está dirigida principalmente a los poseedores de notebooks. Según un estudio realizado por la consultora Marco, en agosto pasado, de los 62 accesos públicos o "hot spots" que hay en la ciudad de Buenos Aires, el 68% se concentra en el centro y Puerto Madero, mientras que hay un 32% en la zona norte. En el oeste y sur de la ciudad, según el informe de Marco, "la tecnología Wi-Fi brilla por su ausencia".
La mayoría de los "hot spots" están instalados en bares, restaurantes y estaciones de servicio y, como la intención es captar clientes y usarla como herramienta de marketing, son de uso gratuito. Claro que si se tiene algún problema para establecer la conexión, no se le podrá reclamar a nadie, a menos que los camareros también hagan la función de técnicos.
Hoy mientras me tomo una coca en la estación de servicio de la esquina de mi casa estoy escribiendo para este portal. Pasaron cinco años y uso el wi fi como el celular, me comunico al mundo desde donde estoy sin entender bien cómo. Menos averigua Dios y perdona, dicen…
Estoy pensando seriamente cómo se sale de este vicio. ¿Existirá un grupo de ayuda para adictos a Internet? Lo voy a buscar en el Google.
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