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TRES LINEAS
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Villaguay | Entre Ríos | Argentina | Domingo 10 de agosto de 2008 |
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Estadito herido Por LA MOSQUITA ¿Alguien vio al Estado por ahí? Yo tampoco. Cada vez más ausente, cada vez más vapuleado, cada día más envuelto en una mera teoría abstracta. El hecho de que ciertas aristas de la salud pública estén en manos de una empresa privada, refleja que las cosas no se están haciendo bien y que hay algo que no funciona como corresponde: El Estado. “La empresa ER Salud se ocupará de la asistencia a emergencias en la vía pública durante las 24 horas de los 365 días del año, según quedó establecido en un convenio que rubricaron los secretarios municipales Raúl Belli y Hugo Van Derdonckt con los responsables de la firma, Juan Lafourcade y Hernán Urioste”, leo. Parece que dicho convenio se firmó “en reconocimiento a la labor que voluntariamente la empresa ER Emergencias venía realizando hasta el momento ante un accidente de tránsito en la vía pública sin percibir monto alguno como contraprestación de este importante servicio”. “La experiencia indica que la cobertura que brinda el hospital local, no es suficiente, ya que al disponer de sólo una ambulancia, que en numerosas ocasiones se encuentra fuera de la ciudad por traslado de pacientes, muchas situaciones de emergencia no son cubiertas o lo son en forma tardía", se subrayó. El estadito (sí, así, con minúsculas, con moretones e incapacidades varias) ha sido herido de muerte por un grupo de lúcidos dirigentes que se llenan la boca hablando de justicia social, del acompañamiento a los sectores más postergados, de la continuidad positiva, y de una lista infinita de etcéteras que cada vez menos se ve reflejada en la realidad, en la calle. Desde el 2003 el país, la provincia y la ciudad están gobernadas por representantes del Partido Justicialista, y ello le corta las piernas a la vieja excusa de “la pesada herencia”. En este contexto, no se entiende por qué el único hospital público de una ciudad como Villaguay, con 30 mil, 40 mil habitantes, que está en el centro de la provincia, tiene una sola ambulancia en condiciones más o menos dignas. ¿Qué pasó? ¿Y las gestiones de los legisladores provinciales? ¿Y los abrazos entre las autoridades del Ejecutivo Municipal y del Provincial? ¿Y las promesas de campaña? ¿Y los discursitos grandilocuentes? ¿Qué pasó en el medio? ¿Y la democracia? ¿Y el derecho a la salud? Los nosocomios están a cargo del Gobierno provincial y, en tal sentido, se podría decir que, hasta cierto punto, las autoridades municipales están exentas de algunas responsabilidades. Pero, reitero, hasta cierto punto, porque si bien no son las encargadas de garantizar el buen funcionamiento de un hospital, sí tienen la obligación de realizar gestiones ante los dueños de la pelota, esto es, ante el Estado provincial. Párrafo a parte, merece el paupérrimo desempeño de los legisladores villaguayenses que han ocupado, siguen ocupando, o desde hace varios meses ocupan una banca en la Legislatura de la provincia. Fuertes fue diputado cuatro años (incluso presidió la Comisión de Salud) y desde hace casi ocho meses está a cargo del Ejecutivo municipal. Argain representó a Villaguay en el Senado entre el 2003 y el 2007 y ahora tiene un sillón propio en el recinto de la Cámara Baja. Y Ghirardi, desde diciembre representa los intereses del departamento en el Senado. Todos ellos, en mayor o menor medida, son co-responsables de que el Hospital Santa Rosa tenga una sola ambulancia, sobre todo Argain y Fuertes, que desde hace casi cinco años, o sea, aproximadamente 1700 días, están atados a cargos centrales de la función pública y no han podido lograr gestiones básicas, a pesar de pertenecer al mismo signo político que los diversos jefes que han manejado y manejan los hilos de la provincia y del país. Por otra parte, surgen algunas dudas en torno al tipo de convenio que se rubricó entre la Municipalidad y la firma privada: esto es, saber si hubo algún tipo de licitación, qué monto se le abona a la empresa, cuál es el plazo de dicho convenio, y quién se hace cargo si ante un caso de urgencia la ambulancia no llega a tiempo, entre otra catarata de inquietudes. Tampoco parece serio que el convenio se haya firmado “en reconocimiento a la labor que voluntariamente la empresa ER Emergencias venía realizando ante un accidente de tránsito en la vía pública sin percibir monto alguno como contraprestación de este importante servicio”. ¿Y esto qué significa? La salud pública no puede depender de favores ni estar en manos de una empresa privada. Los dirigentes en cuestión no pueden seguir mirando para otro lado. Los otros tampoco. Y nosotros deberemos empezar a darnos cuenta que ya suman varias las decisiones políticas que se venden como lógicas y naturales, pero que en realidad desnudan la existencia de un Estado roto y de una dirigencia política que delira con faraónicas obras, mientras no es capaz de garantizar los servicios más elementales.
La Mosquita |
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