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Villaguay | Entre Ríos | Argentina | Viernes 9 de mayo de 2008
Se llevaron alrededor de 800 pesos y encerraron
en un baño a las tres personas que estaban en el local
Asaltaron a mano armada una panadería de la calle ancha

Dos jóvenes encapuchados asaltaron el miércoles por la noche la panadería "Libertad", ubicada en la avenida Leopoldo Herrera, entre Urquiza y 9 de Julio, de donde se llevaron una importante suma de dinero en efectiuvo luego de encañonar con un arma de fuego a la empleada del local.
El hecho ocurrió pocos minutos después de las 21, cuando Mirta Suárez, la chica que atendía el comercio, estaba trasladando las rejas para cerrar. En ese momento, un joven que llevaba un arma de fuego en una de sus manos ingresó de improviso a la panadería y la encañonó. Y atrás del primer ladrón ingresó otro, que se ocupó de cerrar la puerta de correr las cortinas para "trabajar" con mayor tranquilidad.
Como la chica dio un grito cuando vio al asaltante, el propietario de la panadería, Pedro Alvarez, que se encontraba en una oficina ubicada detrás del espacio de atención al público, abrió el cajón de su escritorio con la intención de extraer un arma para repeler el ataque.
Pero en ese momento entró desde el patio su sobrina Milagros, de 12 años, y Alvarez decidió que su actitud podría implicar un riesgo para ella, por lo que la guardó nuevamente.
Fue en ese instante en que el joven que tenía encañonada a la empleada ingresó a la oficina y le reclamó la entrega de todo el dinero que tuviera. "Quiere billetes, sólo billetes", repetía el ladrón, según le contó Álvarez a El Pueblo.
Para evitar conflictos, el comerciante le entregó la plata que guardaba en su escritorio -unos 800 pesos- y hasta le ofreció una cámara fotográfica que tenía guardada allí. "No la quiso, dijo que sólo quería plata. Pero sí se llevó mi pistola. 'Eso sí me interesa', me dijo", narró el panadero.
Tras apoderarse del dinero, el malhechor encerró a las tres víctimas del asalto en un baño y huyó junto a su socio.
La polic ía llegó rápidamente al lugar, pero ya no había rastros de los maleantes.
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