Con la salida de la primera estrella del viernes, comenzó Pésaj y por ocho días, el mundo judío celebrará la Fiesta de la Libertad. Conmemora la salida de los Hijos de Israel de la esclavitud en Egipto.
Desde los primeros instantes de antenoche, en coincidencia con el comienzo del Shabat, y por ocho días (uno menos en Israel), el mundo judío celebrará Pésaj (Pascua judía), la Fiesta de la Libertad, que conmemora la salida de los Hijos de Israel de la esclavitud en Egipto (siglo XIII a.E.C.), relatada en el libro bíblico del Éxodo, y su constitución como pueblo.
La festividad es uno de los Shloshet Harregalim (tres fiestas de peregrinaje) del judaísmo, ya que durante la época en que el Templo de Jerusalem existía, se acostumbraba a marchar hacia el mismo para realizar allí ofrendas.
En Pésaj está prohibida la ingesta de alimentos derivados de cereales (trigo, cebada, centeno, avena y espelta) fermentados, llamados en hebreo “jametz”.
En su lugar se acostumbra comer matzá (pan ázimo), ya que según la tradición, los Hijos de Israel salieron de Egipto con mucha prisa y no tuvieron tiempo para dejar leudar el pan para el camino.
El Séder (orden, se refiere a la cena tradicional de Pésaj, que cuenta con una sucesión de pasos rituales preestablecidos) se celebra en el hogar la primera noche (en la Diáspora, las dos primeras), aunque se ha sumado la costumbre de hacerlo en comunidad, en sinagogas o salones contratados a tal fin.
En esa comida familiar o comunitaria, los mayores les cuentan a los chicos la salida de sus antepasados de la opresión egipcia y su peregrinar por el desierto, guiados por un texto de referencia llamado Hagadá (relato).
Los ritos de Pésaj empiezan antes de la festividad, cuando al anochecer anterior (mañana, jueves) se realiza Bedikat Jametz (búsqueda del jametz) en las casas, oficinas y comercios, a fin de eliminar todo resto de alimento leudado; según la tradición, esta práctica se realiza con una vela, una pluma y una cuchara.
Los primogénitos de cada familia ayunan hasta la mañana siguiente, en recordación a la víspera de la última de las diez plagas, que cobró la vida de los hijos mayores de los egipcios.
Entre el desayuno y el mediodía se produce la quema de lo hallado, pero si su cantidad es muy significativa, existe la opción de venderlo a un no judío hasta el final de la festividad.
Los dos primeros y los dos últimos días son no laborables y corresponde recordar que la ausencia laboral en esas cuatro jornadas (23, 24, 29 y 30 de abril esta vez, casi todos fin de semana) está amparada por la ley argentina.
Los días intermedios son Jol Hamoed, semifestivos y laborables, aunque la prohibición de jametz continúa.
Pésaj se encuentra en el segundo lugar después de Iom Kipur en el cumplimiento tradicional por parte de personas generalmente no observantes, pero además, se llevan a cabo rituales seculares alusivos en algunos kibutzim de Israel, basados en las connotaciones agrícolas de la festividad, mientras que en instituciones y casas de todo el mundo se aprovecha la ocasión para conversar y debatir acerca de la libertad.