“Ayudar a una víctima no es decirle ‘rezá mucho’; es darle una solución, darle paz”, dijo el sacerdote Leonardo Tovar, sobre la prescripción de la causa contra el cura Justo José Ilarraz por abuso de menores. Además, agregó: “Que lindo sería hoy, que la sociedad rece, y en un marco de paz y amor, pidamos a Dios que se esclarezca esto”. Opinó que la determinación adoptada por los vocales Hugo Daniel Perotti y Miguel Ángel Giorgio (ya que José María Chemez estaba con licencia por enfermedad), “es una pena” y que a su juicio, “hubo encubrimiento”. Tovar aseveró que “es una pena, lo primero que pensé fue en las víctimas, no juzgo el fallo de la Cámara. Debemos confiar en las instituciones, pero también es institución el fiscal de la causa, el juez Alejandro Grippo y el procurador General, Jorge García, que también dieron su veredicto”.
Y se preguntó, “¿ahora que tenemos que decir, que Grippo y García, son brutos, y que los de la Cámara son más sabios? En eso no quiero entrar, es un tecnicismo. Quiero que quede claro, por honor a las víctimas que no fueron curas, que salieron del ámbito de la Iglesia, a ellos que tuvieron que seguir caminando solos”.
“Ayudar a una víctima no es invitarla a tomar unos mates y decirle ‘rezá mucho’; ayudar a una víctima es darle paz, darle una solución. El problema está en aquéllos que Dios sabe quiénes son, que tenían que denunciar en su momento, y no lo hicieron”, aseveró el cura.
En el mismo sentido, consideró: “La Cámara dice que la causa prescribió, pero la ciudadanía tiene que entender que no es que no existió el delito. La causa prescribió, según la Cámara; ahora se va a otra instancia. ¡Cuidado!, no estamos hablando de una cosa tan simple. El mismo arzobispo, a los sacerdotes, nos entregó un comunicado, que luego se dio a conocer por los medios de comunicación, donde reconoce que los hechos existieron”.
Y volvió a interrogarse: “¿Quién le dio la posibilidad a Ilarraz de seguir estudiando en Roma?, ¿quién le dio la posibilidad de ser vicepresidente de la Iglesia en Roma?, ¿quién le dio la posibilidad de volver a una diócesis foránea, de ser párroco, con todo lo que implica, que implica tener un legajo impecable?, ¿No sabían las autoridades de Tucumán, por qué lo encubrieron? Yo sé que es duro lo que estoy diciendo, para mi lo encubrieron”.
“Algunos religiosos dicen que Dios perdona los pecados y que Dios lo perdonó. Y el Papa, providencialmente, a la vuelta de Río, dice: ‘Una cosa son los pecados de la juventud, que Dios los perdona y se olvida; otra cosa es el delito y el abuso de menores es un delito’. El caso de Ilarraz no encuadra solamente en una situación de pecado, sino que es un pecado que se transforma en delito. Todos los delitos son pecado, pero no todos los pecados son delito. Ilarraz cometió un delito que merece el resarcimiento a las víctimas”, consideró Tovar en diálogo con El once.
Al mismo tiempo, aseguró: “Es muy triste por las víctimas, es muy triste por mi Iglesia a la que amo y le entregué mi vida, peor hoy más que nunca, no me voy a bajar del altar. En la Eucaristía, que se que Cristo me escucha, seguiré pidiendo, primero por las víctimas, por la justicia y la verdad.
“Que lindo sería hoy, que la sociedad rece, y en un marco de paz y amor, pidamos a Dios que se esclarezca esto y que los responsables, aquellos que callaron, los que encubrieron, incluso los que creyeron que hacían lo mejor para la Iglesia, que Dios los juzgue. Tal vez se escaparán de la ley positiva, de la ley civil, pero nunca podrán escapar de la mirada de Dios”, reflexionó agregando que él seguirá rezando “por las víctimas”, aunque “digan que soy un loco, desquiciado, revolucionario; yo soy un sacerdote”.
“Las víctimas de Ilarraz son las llagas de Cristo, que hace 20 años siguen supurando en el madero de la salvación. Lo único que hice y seguiré haciendo es consolar a esos hermanos que sufren en el corazón de Jesús”, finalizó.